sábado, 19 de marzo de 2016

Un micro mío junto a otro del Maestro Clarke.

Encuentro una entrada en un blog que se llama "Aire Nuestro"; el Club de Lectura más antiguo de la Biblioteca Jorge Guillén, del Instituto Cervantes de Milán (Italia), creado en el año 2009 y que tiene como objetivo principal permitir el encuentro de todos aquellos interesados en la literatura española e hispanoamericana y/o que desean participar en encuentros en español para practicarlo.
Veo que en este blog, en la sección "El microrrelato de los viernes: Regresión a la nada", Valeria Correa Fiz publica mi micro "Siseneg" junto a "siseneG" del maestro Arthur C. Clarke ¡UN MICRO MIO JUNTO A UNO DE CLARKE! 

sábado, 5 de marzo de 2016

En MEDIO SIGLO, mi micro "Sospechoso"

—Es el numero tres, señor detective. Ese es el que estaba en la cama de mi abuelita, y que intentó comerme cuando le dije: “¡Qué orejas tan grandes tienes!”
—Bien, Caperucita, le has hecho un muy buen servicio a la comunidad.
En la fila de sospechosos, el número tres, el Topo Gigio, lloraba.

En MEDIO SIGLO, mi cuento "Blacyipblus"

Érase una vez una oveja negra y de ojos claros. Pañuelo de seda al cuello; minifalda roja y medias de red. Fumaba mentolados en boquilla larga. Acostumbraba a abanicar las volutas de humo con una sola caída de sus pestañas kilométricas. Los ovejos estaban turulecos. 
Una tarde de julio, a eso de las seis, vino el lobo. Mercedes descapotable, anteojos oscuros, melena al viento, hocico con bronceado caribe. La oveja negra se fue con él sin decir adónde ni mirar atrás. 
Este podría ser el fin, pero no. 
Los ovejos no soportaron el dolor de la pérdida. Por esa época escribieron los mejores poemas de desamor y compusieron los blues más desgarradores, casi como Ma Rainey cantando Deep Moaning Blues. Once ovejos se suicidaron, aunque se sabe que, en el rebaño, «once» es otra manera de decir muchos. 
Este podría ser el fin, pero no. 
La oveja y el lobo se instalaron en la gran ciudad. Llevaron una vida glamorosa y fascinante. Fueron fotos en tapas de revistas, desde donde reglaban la moda; y hechizaron a la audiencia de livings elegantes de la televisión. 
Sin embargo, un tiempo después, el lobo adujo cierta necesidad de comprar cigarrillos y se fugó con Caperucita. La oveja lo esperó los días exactos que demoró en darse a la bebida. Un año más tarde, murió de frío en la calle, a no más de una cuadra y media del Caesars Palace. Nadie la reconoció. La enterraron en una tumba sin nombre en el Cementerio del Sur. 
Este podría ser el fin, pero no. 
Entre los ovejos, la oveja negra se convirtió en leyenda. Su eclipse se tradujo en viajes al Oriente; en fobia a las personas y reclusión en un penthouse de Bruselas; en un accidente de aviación cuando llegaba a esquiar en las pistas de Aspen. Su sonrisa sesgada se hizo cada vez más oblicua; sus dientes blancos brillaron más al pasar de una generación a otra; sus ojos son, ahora, casi transparentes. 
Hoy, los ovejos la recuerdan como quien evoca a Greta Garbo. 
Este podría ser el fin, pero no. Aunque no sé cómo sigue.

MINIMALISMOS ya está en la calle!

Yastá. Ya salió. 

En MINIMALISMOS (MICROFICCIONES Y CUENTOS BREVES) están mis micros "Apenas minutos antes de la orden de ataque"; "Tratado acerca de cómo levantar minas"; "Los hechos en el caso de mi brazo izquierdo"; "Costumbre amorosa de los gigantes" e "Inmortales". Acompaño a grandes autores como Daniel Antokoletz, Raquel Barbieri, Alejandro Bentivoglio, Diana Bracamonte, Sebastián Borkoski, Cristian Cano, Sandro Sandro Centurion, Antonio Jesús Cruz, Rosa Lía Cuello, María Pía Danielsen, Félix Díaz, Camilo Fernández, Mempo Giardinelli Köller, Ada Inés Lerner, Javier López, Beto Mansilla, Juan Manuel Montes, Fernando Naranjo Espinoza, Laura Olivera, Rogelio Ramos Signes, Héctor Ranea, Diana Sánchez, Ana María Shua, Juan Manuel Valitutti, Laura ElisaVizcaíno y Sergio Gaut Vel Hartman. 

 Editó SINERGIA. Antologó Sergio Gaut vel Hartman.