sábado, 31 de enero de 2015

Alchemy - Journal of translation. Summer 2014


Ya está disponible para descargar la revista de ALCHEMY - JOURNAL OF TRANSLATION, Summer 2014, Global Science Fiction. Allí aparecen dos textos míos: "Siempre llego tarde a todas partes (I’m always late everywhere)" y "Teoría de la extinción de las especies (Theory of species extinction)"; ambos traducidos al inglés por mi hijo Max Frini (babero para mi)

Y para rizar el rizo, junto a la traducción de un fragmento de "La máquina de pensar en Gladis", de Lebrero;  y de cuentos del ruso Lukyanenko y del polaco Słonimski 


Está -en pdf- en 


viernes, 30 de enero de 2015

Il meglio di Pegasus

Apareció, en italia, "IL MEGLIO DI PEGASUS", una antología con selección de Paolo Secondini; en la que se incluyen dos relatos mios, traducidos al italiano por Giuliana Acanfora: "Siempre llego tarde a todas partes (Arrivo sempre tardi ovunque)” y “Las profecías en el espejo (Le profezie nello specchio)" ¡Gracias Paolo!

Si alguien le tiene ganas, se puede adquirir por Lulu:

La presente antologia comprende quarantuno racconti di autori italiani e stranieri, pubblicati sul blog di narrativa fantastica Pegasus, “nato” nel febbraio 2013. Gli autori sono i seguenti: Adriana Alarco, Valérie Bédard, Pierre Jean Brouillaud, Fabio Calabrese, Danilo Concas, Giuseppe Costantino Budetta, Paolo Durando, Aldo Flores Escobar, Daniel Frini, Serena Gentilhomme, Sergio Gaut vel Hartman, Fabio Lastrucci, Peppe Murro, Giuseppe Novellino, Antonio Ognibene, Jean-Pierre Planque, Renato Pestriniero, Eduardo Poggi, Giorgio Sangiorgi, Paolo Secondini, Annalisa Seveso, Stefano Valente.

viernes, 23 de enero de 2015

Y caerá el muro de la ciudad

Crux Sancti Patris Benedicti, Crux Sacra sit mihi lux, non draco sit mihi dux, ¡vade retro Satanas!...
El sacerdote, alto y desgarbado, se preparó, con esta oración, para comenzar el ritual, mientras besaba la medalla de San Benito, y alistaba el crucifijo, el agua y el aspersor, la sal, la estola violeta y la imagen de la Virgen, acomodándolos prolijamente en el mueble, a los pies de la cama donde estaba tendido el poseído.
Per signum Sanctae Crucis… ―dijo mientras se plantaba frente al atormentado hombre, que lo miraba con odio y rojo de furia.
Tomó el copón con agua, y mientras echaba en él la sal, la bendijo
…ut fias aqua exorcizata ad effugandam omnem potestatem inimici…
El endemoniado gritaba, con voz cavernosa, en algún idioma olvidado hacía milenios. El sacerdote, introdujo el aspersor en el agua bendita, y mojando al otro comenzó:
Abjuro te, spiritus nequissime, per Deum omnipotentem…
Él, el único y oculto sacerdote de toda la Archidioecesis Bonaerensis autorizado para exorcizar demonios, ya entrado en sus cincuenta años; solitario, hosco y huraño, con más de un cuarto de siglo enfrentándose, cara a cara, con el enemigo, estaba otra vez en batalla.
Y dentro del hombre poseído, nosotros.
El ritual fue largo, muy largo. No nos importó, teníamos tiempo
…ut descedas ab hoc plasmate Dei…
Estudiamos a fondo los viejos libros, desde el Statua del año quinientos, pasando por el Malleus de Sprenger y Kramer, por el Flagellum de Girolamo Menghi, el Exorcistarum de Brognolus, la Summa Daemoniaca, todos los catecismos; hasta llegar al Rituale Romanum de mil novecientos noventa y nueve. Después de más de dos mil años, por fin, encontramos la forma de derrotarlo: por un lado, el sacerdote estaba solo, y nos enfrentamos a él de a uno por vez; por otro, mientras él continuaba con sus letanías, hora tras hora y día tras día, el que estaba en el turno de enfrentarlo repetía, paciente y para sí, la tabla del nueve, en cualquier idioma que se le viniese en gana.
Exorcizo te, omnis spiritus immunde, in nomine Dei, Patris omnipotentis…
―Nou per sis, cinquanta-quatre.
―Tu autem effugare, diabole; appropinquabit enim judicium Dei.
― naw gwaith saith, chwe deg tri
Aguantó solo diez días y murió.
Lo hicimos. La Ciudad de La Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre no tiene a nadie que la proteja de nosotros. Llevará tiempo formar un reemplazo para el sacerdote. Mientras tanto, nosotros seguimos entrando en el cuerpo de los porteños.
Nuestro nombre es Legión.

jueves, 15 de enero de 2015

Plesiosaurio 7


En "Plesiosaurio / Primera revista de ficción breve peruana nº 7" mis cuentos "Usos prácticos de la fe. Ejemplo 1" y "Ca Búm" (página 71 del Volumen 2)

Se puede leer  acá




Para finalizar el año 2014, el Comité Editorial de Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana presentó ante la comunidad lectora su séptima entrega. En este nuevo número se deja entrever algunos artículos referidos a la denominada "Tuiteratura", aquella brevísima narración que cabe en los 140 caracteres de Twitter.

viernes, 9 de enero de 2015

Las profecías en el espejo

Entre Maitines y Laudes del dos de julio del Año del Señor de mil quinientos cuarenta y uno, Mosén Miquel bajó a las cavas de la Abadía de Nôtre-Dame d’Orval, cerca de la muy Cristiana Villa de Florenville, entre los bosques de Watinsart y Houdrée, en busca de una botella del licor fabricado por los monjes cistercienses, para llevárselo al Abad, a la Sala Capitular.
El hermano Miquel llevaba sólo una semana en el Monasterio, por lo que los pasadizos subterráneos le eran desconocidos; y a pesar de las indicaciones recibidas, la luz escasa de las candelas hizo que desviase su rumbo y llegase, sin querer, a las mazmorras, las mismas donde, casi cinco siglos antes, Pedro el Ermitaño incitara a Godofredo de Bouillon para marchar a Jerusalén, a la Primera Cruzada y donde, se dice, estuvo guardado el Grial.
Tratando de encontrar el camino, Miquel abrió una vieja puerta de goznes herrumbrosos y entró a una pequeña habitación de no más de dos varas de alto.
Allí encontró el espejo. 
Estaba en el centro de la estancia, tapado con una tela de hilo, muy vieja, que se deshizo al tocarla. Era extraño, más ancho que alto, muy opaco y apenas reflejaba las velas.
Mosén Miquel pasó su mano por el marco, y en cierto instante el espejo cobró vida. Asustado, el monje cayó hacia atrás, sentado contra la pared cercana a la puerta. Allí quedó petrificado, mientras el espejo le mostró cosas increíbles.
Entre vahos de vapor, vio altísimos castillos de vidrio nunca imaginados, carrozas que se movían sin caballos, sendas oscuras y enormes por las que caminaban multitudes con curiosos vestidos; máquinas gigantes que remontaban vuelo como los pájaros; en los mares vio naves sin velas y que no eran de madera. Vio armas que no existían y explosiones gigantes y guerras que desafiaban la imaginación. Vio luces brillantísimas y de colores extraños. Y el espejo le habló en idiomas desconocidos y le hizo escuchar músicas nuevas; le mostró pestes mucho peores que la Peste Negra y enfermedades sin nombre y muertes atroces. Miquel vio barcos flotando fuera de la Tierra, y a la Tierra desde la Luna; y vio que la tierra era redonda. Y conoció el hielo que flota en el mar y animales rarísimos…
La sucesión de cosas extraordinarias continuó durante horas. Finalmente Miquel, con una enorme aflicción en el pecho, ya incapaz de soportar lo que veía, tomó una piedra desprendida de la pared de la celda, y la arrojó a las imágenes.
El espejo estalló en un fogonazo apagado. Y quedó en el suelo. Mudo. Destruido.
Hasta dentro de unos cuatrocientos cincuenta años en el futuro nadie volvería a ver un televisor de pantalla de cristal líquido de cuarenta pulgadas.
Mosén Miquel, Miquel de Nôtre-Dame, Nostradamus salió al sol del dos de julio del Año del Señor de mil quinientos cuarenta y uno, en Orval. Su vida había cambiado para siempre. Era ya la hora Tercia.