lunes, 21 de febrero de 2011

La maldad de las cosas inanimadas IV

―¡López!—gritó el maestro
López, sobresaltado, rompió la tiza al terminar de escribir por centésima vez “No debo hablar en clase”. Miró y, aterrado, leyó noventa y nueves “maestro puto”.

1 comentario:

josé manuel ortiz soto dijo...

Muy bien por López; a mí me habría gustado hacerlo mil veces.

Saludos.