viernes, 9 de diciembre de 2011

Twister


Mil años hace que la cruz de ocho brazos y el águila bicéfala decoran el arquitrabe de la Puerta Xylokerkos; y en este día, el segundo antes de los idus de abril del año santo de mil doscientos cuatro, vigilan a las tropas de Enrico Dandolo, Dux de Venecia, que están estacionadas sobre la llanura que rodea la via Egnatia y se relamen imaginando el inminente saqueo de la Ciudad que es Morada de Todo lo Bueno, Ojo de Todos los Pueblos, Guardiana de las Iglesias, Líder de la Fe, Guía de la Ortodoxia, Querida en las Oraciones y Maravilla ajena a este Mundo. 
La Cuarta Cruzada está a las puertas de Constantinopla.

Dentro de las murallas, en el nártex de la iglesia del Venerable Monasterio de Andreοu en te Krisei, y a tan corta distancia de los invasores que la hediondez de las hordas latinas apesta el aire; están Zaoutzes Petraliphas, presvýteros y parakoimomenos del Emperador y Vatatzes Isaakios, archiepískopos y koubikoularios de Su Santidad; ambos rojos de ira, disputando un capítulo más de la larguísima batalla dialéctica, sin poder ni querer dar respuesta a un dilema mayúsculo.
¿Cuántos ángeles caben en la cabeza de un alfiler?

Arriba, los integrantes de la Corte Celestial, obligados por el famoso texto de Mateo, se ligan o desligan según los designios de los dos Hombres Santos que, allá abajo, intercambian improperios que duelen más que puñaladas. 
—¡Tal vez fueran necesarios tantos ángeles como granos de arena hay en las playas de todos los mares, mi estimado hermano, hijo de una gran perra! —dice Zaoutzes y cien mil millones de ángeles —que es una manera de decir innumerables— se apiñan, sudorosos, en la bruñida superficie metálica. 
—¡La cantidad de estrellas que Nuestro Dios puso en el cielo es mil veces menor que el número posible, dilecto amigo, hijo de un burro y una rata! —y un millón de millones de ángeles —que es una manera de decir incontables— se contorsionan, adoloridos.

—Ya me cansé de tantos calambres ―dice, en un hilo de voz, Gabriel Arcángel, Mensajero de Dios, Guardián del Edén, Señor de la Misericordia, la Muerte y la Venganza—. Esto no da para más. Como puede, saca su mano derecha de entre un impresionante manojo de cuerpos descalabrados, agita su dedo índice y le ordena a Balduino de Flandes, comandante de los cruzados:
—¡Ataquen!

Abajo, las hordas de occidente se lanzan contra las murallas y las superan. 
Constantinopla cae. 
Una hora después, Zaoutzes y Vatatzes mueren atravesados por sendas espadas, sin haberse percatado de nada. La discusión termina.

Arriba, un suspiro de alivio recorre la multitud de la Corte Celestial. De a poco, el Gran Nudo se desarma y cada uno de los ángeles ―golpeados, amoratados, rotas las alas— dejan la cabeza del alfiler y se dirigen, estirándose, a cumplir con sus tareas.
—¡Uf!
—Ya era hora…
—Otro siglo así, y me quedo sin espalda.
—¡Ay!
Uno estira los brazos, otro se sacude.
En la superficie brillante, quedan algunas manchas de sangre y muchas plumas de todos colores. Justo en el centro, unos quinientos o mil ángeles ―que también es una manera de decir infinito— permanecen envueltos en un revoltijo. 
Tardarán una eternidad en desanudarse.

Escena en una bucólica villa, en un día de mercado, en la Edad Media


—¿Qué va a llevar, doña?
—Deme tres libras de muslo, cortado finito, como para cotoletti.
—Muy bien. Tiempo loco ¿eh? —contestó el carnicero, al tanto que afilaba su cuchillo en la piedra de Ardenas y se disponía a rebanar la pierna del prisionero —ojos inyectados en sangre, espumarajos escapando de su boca con dientes flojos por morder lonjas de cuero para engañar al dolor, su cara roja y perlada por el sudor, las venas azules de sus sienes a punto de estallar, las manos moradas por las ataduras— condenado a ser descuartizado en vida, vendido en fetas en el mercado.

martes, 6 de diciembre de 2011

La ciudad rota


Miró el horizonte
—cada vez más lejos, cada vez más bajo―
Cerró sus ojos, agitó sus alas, entreabrió su pico.
Inspiro, con energía, el aire azul de la mañana.
El sol recién nacido besó las plumas de su pecho.
Cambió la quieta calidez del nido
por la conocida sorpresa de otro vuelo. Se lanzó al vacío.
Allá
la ciudad sin hombres, muerta, lo llamaba.
Los padres de los padres de los padres de sus padres
lo contaban:
«muchos soles atrás en ella había vida,
hombres, comida, árboles y ruidos.»
Ahora no. Él voló muchas veces por sus calles vacías
La conoce y sabe
de paredes quemadas, herrumbre de hierros,
y silencio de ruinas. ¿Dónde están todos? ¿dónde han ido?
Los padres de los padres de los padres de sus padres
lo contaban:
los cegó una gran luz,
un trueno atroz les robó el sonido,
un viento ardiente les quemó la vida.
Los hombres y los pájaros volaron ese día,
hechos cenizas.
El ama la ciudad, aunque la sueña distinta.
Vuela entre paredes. Busca no sabe qué.
No conoce a los hombres. ¿eran como él?
¿tenían alas? ¿plumas? ¿esta ciudad rota
era su nido? ¿contaban historias
a sus crías? El le cuenta a los suyos,
cuando cae la noche y a cobijo:
«recuerden y cuéntenlo a sus hijos
y a los hijos de los hijos de sus hijos.
Muchos soles atrás, allá en la ciudad había vida,
hombres, comida, árboles y ruidos».

viernes, 18 de noviembre de 2011

Suplemento del Diario Noticias de Arequipa, Perú


Mi microrrelato "Sindicato" fue publicado en la revista Enigmas Nº40, del diario Noticias de Arequipa, Perú, como parte del Taller de microrrelatos "Micrópolis" (www.micropolis.pe). Gracias a Beto Benza y Pablo Nicoli Segura..

viernes, 7 de octubre de 2011

Relatos míos en REVISTA CRONOPIO

La revista colombiana Cronopio (¡Muy buena revista!) publica SEIS relatos míos en su edición número 23; como anticipo de mi próximo libro.

¡Gracias amigos!

link: CRONOPIO 23

miércoles, 5 de octubre de 2011

Microcuentos míos en portugués

José Lópes tradujo microcuentos míos al portugés, en http://micro-leituras.blogspot.com/2011/09/daniel-frini-argentina.html. Acá están:


O clamor dum caído
   A chuva lavou os nossos pecados. Todos e cada um deles. Uma pena. Antes, durante a seca, tudo era mais divertido.

Caminhos da ciência
   - Doutor Frankestein! E se em lugar de percorrer morgues e cemitérios para fazer uma criatura, não experimenta com a garçonete da taberna, essa de cabelos claros e peitos túrgidos que tanto lhe agrada?

Equívocos da Ciência
   Era alquimista e conhecia os segredos da vida e da morte. Sofria de Alzheimer, de modo que costumava confundir as substâncias. Ao buscar o elixir da vida eterna descobriu, em mil, trezentos e trinta, o leite em pó.

Com ela senti-me sempre seguro
   - Não meu filho, os fantasmas não existem – tranquilizou-me a minha avó, morta há já vinte e cinco anos,

Um trabalho bem feito
   - Missão cumprida, meu general. Não ficou ninguém com vida! General? Meu General? Responda, por favor…

Censura
   Conta Andersen do imperador a quem burlaram com um traje inexistente.
   - Mas ele não leva nada vestido! – Exclamou uma criança.
   - Não usa traje! – Logo gritou o povo.
   A Polícia Montada reprimiu com gases. A criança cumpre prisão perpétua.

Insegurança nossa
   Hoje roubaram-me a carteira, partiram-me um braço em dois pontos, perdi um olho e sofri esmagamento do rim. Cada dia se torna mais complicado viajar de comboio. Por sorte, cheguei a horas ao trabalho.

Sodoma
   Iavé disse: “Lot, sobrinho de Abraão, destruirei a cidade com fogo e enxofre. O seu pecado é muito grave e irreversível”.
   Lot intercedeu e Deus concedeu-lhe: “Não a destruirei se nela encontrares dez justos”.
   Não os havia, e Buenos Aires foi arrasada.

Todo o tempo passado
   Quando se quis tornar músico profissional, perdeu o seu dom. Agora, toca no Metropolitano. Seguem-no um gato e duas ratazanas e trocou a flauta por um acordeão. Estranha tanto Hamelin que até dói.

Discriminação
   - Mãe, porque é que os meninos não querem jogar á bola comigo?
   - Filho, deixa-os jogarem os seus jogos. Eles não são maus, apenas temem os desconhecidos. Agora, sê um bom menino e fica quietinho no teu ataúde.

A Banshee
   O grito, lamentoso, agudo e profundo; soou no bosque, a anunciar a morte de alguém na minha família.
   É estranho, porque matei todos os meus familiares há dez anos. E não há Banshees nas pampas.

Avanços da ciência
   Antes que Newton inventasse a gravidade, as maçãs vendiam-se à dúzia porque não pesavam nada.

Euclides…
            …demonstrou que há infinitos números primos. Tantos, como os filhos das suas tias em Alexandria, no Épiro, Tessália, Corinto, Esparta, Atenas, toda a Argólida, Mileto, Abidos, Arcádia, Etólia. Apolónia, Pela, Cítera, Caristos e Ítaca…Odiava as reuniões familiares.

Dos contos
   Dormiu durante cem anos. Quando despertou, havia no palácio um tal quilombo de filhos, netos, bisnetos e tataranetos: que, ainda por cima, a viam como um estorvo. Tomou meio frasco de Vallium, e dormiu cem anos mais.

Suspeitas de conspiração
   Sei, de boa fonte, que os ianques nunca chegaram à Lua. Disse-mo o amigo da cunhada da irmã do porteiro do chefe de mantimentos da cafetaria da NASA, que tooooodas as fotos e tooooodos os filmes foram feitos em Marte!

Momento de iluminação dum existencialista pós-moderno
   Sustentou sempre que a vida é um acidente. Antes de chocar contra a árvore, disse a si mesmo: “Estive equivocado. Vida, foi o que tive até agora. Isto, em troca, é um acidente”.

Olor/sabor/final
   Ela cheira a pêssegos e sabe a cerejas. Os seus peitos sobem e descem ao ritmo da sua respiração, agitados. Chora sem emitir um som. Ele beija-lhe o umbigo, apoia a sua cabeça no seu ventre firme e adormece, satisfeito. Ela acaricia-o e, prolongando o seu prazer, come-o.

Aborrecimento
   - Puxa! Mais um dia sem poder sair para ir jogar á bola – disse Jafet, filho de Noé. E só estavam cumpridos sete dias.

Não me desampares
   - Tem direito a um anjo da guarda – disseram-me mesmo antes de nascer – se não puder pagar-lhe, nós o proveremos com um anjo oficioso.
   Claro está, não pude pagar um! E o que me calhou em sorte atende uns vinte milhões de pessoas.
   Não posso esperar grande coisa dele.

Problemas angelicais
   Como ser um homem íntegro e honesto, se o meu anjo da guarda está na prisão por contrabando, suborno, posse ilegal de arma de guerra e tráfico de estupefacientes?

Em algum lugar da Mancha:
   - Dilecta minha, refulgência das minhas retinas, discernimento que esclarece a minha existência – disse Alonso Quixano – Febo arrulha o elixir da tua prosápia…
   - Qu’é isso? – perguntou Aldonça Lourenço enquanto coçava uma teta.

Outro dia no paraíso
   Golpeou a mulher na cabeça e arrastou-a até á sua gruta. Preparou o fogo, recém-inventado.
   - Não, besta – disse o deus – ela é tua companheira, não comida.

Siseneg
   Seis dias antes, morreram os animais. Cinco dias antes, a chuva matou toda a vegetação. Quatro dias antes, a névoa apagou o céu e o firmamento. Três dias antes, o caos misturou as águas e a terra. Dois dias antes, desapareceu o homem. No último dia, disse: “Apague-se a luz”. Depois, descansou.

sábado, 11 de junio de 2011

En "La Luna y Companía" leen mi poema "Mare Nostrum"


José Laboreo (Amigoluna) lee mi poema "Mare Nostrum" en su programa de Radio Navarrete, España, "LA LUNA Y COMPANIA"

El audio está acá: Mare Nostrum

sábado, 14 de mayo de 2011

VISIONES 2009, finalmente publicada.


José Vicente Ortuño me avisa, desde España, que finalmente fue publicada (en papel) la antología "Visiones 2009" en la que está incluido mo relato "Éramos un millón de animalitos ciegos".

El libro está editado y publicado por la AEFCFT (Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror)

Díalogo I

―No quedarán ni semillas que perpetúen la jungla.
—Tiene razón ―sentenció el gorila, mientras exhalaba el humo de un carísimo Partagás cubano.
— Pero descuide ―aseveró Tarzán —: otras selvas de hierro y cemento han atrapado al hombre. Al final seremos vengados.
―Dios lo oiga. Páseme el whisky.

Respuesta a una misiva

Estimado: en relación a su carta, lamento la decisión tomada. El suicidio no soluciona nada. Pero debe dirigirse al Juzgado en lo Criminal Nº 3, a cargo del Dr. Bustamante. No puedo atender su caso: Soy Juez de Línea y nada puedo hacer hasta que termine el partido.

Biblioteca mitológica I

Minotauro está en el centro de la estancia. Aprieta sus puños y bufa. El sudor brilla en su testuz y la sangre tiñe su morrillo. Va a atacar.
Enfrente Teseo, tenso en el traje de luces, estoque escondido, agita el capote rojo que tejió Ariadna con su insigne hilo.

viernes, 25 de marzo de 2011

Cuatro poemas míos en una antología editada en Brasil!

La editorial All Print Editora publicó en Belo Horizonte (Mina Gerais, Brasil) la antología "Nos da Poesía Volume 2" en la que fueron seleccionados cuatro poemas míos:

"Semblanza de un general demasiado parecido a los nuestros"
"La ciudad rota"
"Imposible"
y "Cuatro"

Copio y traduzco (mal) la gacetilla de prensa:
El Instituto Imersão Latina (IMEL) realizó el lanzamiento de la antologia "Nós da Poesía Volme 2" con poetas de Brasil y de América Latina, en el Día Mundial de la Poesía, el 21 de marzo pasado.
Vivimos en un tiempo de estaciones indefinidas, originadas en los contratiempos de los desastres naturales, muchos de ellos debidos a la irresponsabilidad de los propios hombres que no cuidan el Planeta.
Es en esta hora que algunas palabras que son deseo común de los poetas de la antología "Nós da Poesia" se hacen coro: solidaridad, paz y libertad. Con estas palabras-actitudes podremos alcanzar los sueños de un mundo poético más dulce.
"Nós da Poesia Volume 2", reúne más de 40 autores de varias partes de Brasil y de otros países de América Latina, en un libro de 120 páginas de diversidad de estilos poéticos, una polifonia, que se hace un coro armónico delante de la desarmonía del individualismo. Nos unimos en un colectivo de poetas.

Gracias Brenda Marques Pena por tenerme en cuenta!

lunes, 21 de marzo de 2011

De viaje - Antología de microcuentos

En “De viaje”, una antología seleccionada por José Manuel Ortiz Soto, está mi cuento "Los espejos no hablan" (pág 19)

Se puede leer en:
http://issuu.com/manolortiz/docs/de_viaje3/1?e=0

domingo, 20 de marzo de 2011

Los espejos no hablan

—Espejito, espejito ¿quién es la más linda del reino?
―Antes que nada —contestó el espejo― deberíamos definir qué entendemos por lindo. Está claro que nos referimos a una cualidad inherente a una persona, pero como se han estado sucediendo las cosas últimamente (la desigualdad sembrada por el capitalismo en el mundo, tarde o temprano iba a traernos problemas), hoy, paradójicamente, las minorías son mayoría. Tanta oleada inmigratoria ha desdibujado nuestro concepto de belleza y lo que es hermoso para un japonés de la prefectura de Ibaraki no lo es para un bakongo del centro del Africa...

Una taza surcó el aire y deshizo el espejo en mil pedazos

—Pero yo ¿qué dije de malo? ―alcanzó a decir éste, antes de apagarse.

Qiangyan Wang

La nieta de Chi era hermosa. Se llamaba Redecilla Para Atrapar Miradas y cuentan que su pestañeo provocaba tifones en el mar de la China. Todos la amaron. Sólo un hombre fue capaz de estremecerla. Nadie la poseyó jamás. Los Contadores de Historias dicen que no murió. Cuentan que se esfumó en la nieve cierto invierno que se prolongó demasiado.

sábado, 5 de marzo de 2011

Blues para una princesa triste (¿que tendrá la princesa?)

Cuando Bella se casó con Lord Bestia imaginó otra vida.
No entendía cómo aquel hermoso hombre en que se transformó el monstruo después del beso, podía ser tan asqueroso. No eran sólo los calzoncillos y las medias hediondas tirados por toda la casa, ni la puerta del baño abierta (y el tremendo olor a descomposición que inundaba el Palacio todas las mañanas y para el cual no había tea encendida capaz de neutralizarlo), ni verlo en la puerta del comedor, desnudo y haciendo el elefantito justo cuando ella había preparado una cena romántica, ni los diez hijos ―todos, niños y niñas, tan asquerosos como el padre—. Lo que más la indignaba eran las reuniones con los amigotes de los cuentos: el cazador de Caperucita, el Ogro de Pulgarcito, Barbazul y el enano Rumpelstikin. Bella llegó a odiar los campeonatos de eructos, los concursos de pedos sonoros, los torneos de meadas desde la Torre Norte que más de una vez le arruinaran las sábanas colgadas a secar en la soga, y las insoportables risotadas que la despertaban así se fuera a dormir al Ala Oeste. Con los años, pasó de Bella, a ser primero Interesante, luego Simpática, más tarde Flaca Arrugada y finalmente Cosa.
—¡Che, cosa, traenos otra jarra de vino! ―decía Barbazul.
—¿Porqué no me puedo limpiar la boca con la cortina? ¿Ah? ―preguntaba el Ogro, mientras Rumpelstikin ora le levantaba el vestido, ora le apretaba un pecho:
—¡Zoraida! ¡La de las tetas cáidas!― decía a los gritos, y todos reían a carcajadas.
Ya ni siquiera Príncipe Valiente la visitaba, como supo ocurrir en una época, cada vez que Bestia y sus amigos salían de cacería. Tampoco contestaba sus palomas mensajeras.
Recordaba, como si hubiese ocurrido hace instantes, su último intercambio de palabras, en el Mercado:
—Salí, fea ―dijo Valiente, y se alejó en su corcel seguido de su guardia personal, mientras a ella se le caían las papas de la bolsa de las compras.
Eventualmente, abandonó a su marido.
Armó su morral y se dirigió al bosque. Consiguió un conchabo; por casa, comida y unas pocas coronas para sus gastos personales, en la casa de los Siete Enanos —alguien debe limpiarla y hacer la comida, ahora que se fue Blancanieves―. Sabe que por lo bajo se burlan de ella; pero, al menos, son más decentes y aunque sea por simple piedad, le hicieron caso y ahora levantan la tabla del inodoro cuando van a orinar.

Paradoja

Era suicida y procastinador contumaz. Hace poco cumplió 103 años.

La maldad de las cosas inanimadas V

Escribió «Alejandra te amo. Tito» en la pared frente a la casa de su amada. Cuando ella se levantó en la mañana, miró por la ventana y leyó «Alejandra cornuda. Tito»

sábado, 26 de febrero de 2011

Claro está

Pasó que yo, claro está, no estaba pensando
justamente en eso.
Tenía la cabeza en otra cosa
cuando el cura Walter dijo
«…en la prosperidad y en la adversidad…»
No sé vos, pero yo
no le di bola.
Era, quizá, temerariamente joven.
Algo así como que el mundo
debía rendirme pleitesía.
Y me fui a vivir con vos
sin armadura.

Que lo tiró.

Mirá que han habido momentos
buenos, muy buenos y excelentes.
(las caritas rojas de los chicos saliendo de vos, por citar algo)
Pero a la adversidad
caracho,
se le metió entre ceja y ceja
que tiene que ganarnos por goleada.

Un buen día amanecimos meados
por todo Jurassic Park
(de la uno a la cuatro y sin cortes comerciales)
Al principio nos dijimos: «son pruebas
que nos pone el Barba».
Pero a esta altura,
si fuera el caso, tendríamos
aprobados una parva así de alta
de doctorados y licenciaturas.
Para mí que el Barba nos jugó
en un truco con el Cuernos
(y perdió, claro está)
Y encima nos dejó el consuelo de pensar
que a otros le están pasando cosas peores.
Será así.

Pero a mí se me parte el corazón
cuando te veo llorar.
Se me revela el bobo de impotencia
cuando no doy con la palabra justa
que te ayude a salir.
Daría las manos por conocer el abrazo
que te deje en la boca una sonrisa.
La vida daría
Por darte una vida feliz.

Pero no soy Merlín, ni Copperfield
Ni Fu Man Chu, ni Houdini.
Y por más que busco en internet
no hay trucos.
Ya ves, sólo puedo darte mi ineptitud
de hombre.
Y amarte.
Y decirte «acá estoy, a tu lado»
Éste es mi corazón,
ésta es mi mano.

Y prestar, claro está, más atención al cura
cuando nos case, otra vez más,
en otra dimensión, en otra vida.

La muerte no podrá separarnos.


Daniel Frini, Argentina
Con este poema participo en el tercer Concurso de Poesía de Heptagrama

lunes, 21 de febrero de 2011

La maldad de las cosas inanimadas IV

―¡López!—gritó el maestro
López, sobresaltado, rompió la tiza al terminar de escribir por centésima vez “No debo hablar en clase”. Miró y, aterrado, leyó noventa y nueves “maestro puto”.

La maldad de las cosas inanimadas III

El viento era sudeste; pero la veleta marcaba el norte. Cuando rotó al sur, la veleta marcó el noreste. Nunca pensó que pintar al gallo de rosa pudiera enojarlo tanto.

La maldad de las cosas inanimadas II

La taza le golpeó la nariz cuando quiso tomar un sorbo, la cucharita le lastimó un ojo, el café le manchó la camisa nueva. El mozo lo trató de idiota.

miércoles, 16 de febrero de 2011

¡Un cuento mio en la antología "VOZ HISPANA I"!

La gente de MAR EN PROA seleccionó mi relato "El viaje del alma de Juan Benítez" para la antología "Voz Hispana I".

En su blog (http://librovozhispana.blogspot.com/) dicen: Es poco común encontrar un libro así. Se trata de una antología de cuentos cortos oriundos de Hispanoamérica. Diversos temas, un sinfín de formas para expresar emociones y sentimientos, aspectos inéditos sobre cada país, sobre cada persona. Un mismo lenguaje, muchas facetas.
Mar en Proa convocó. Los escritores aceptaron el reto. Cerca de ochocientos cuentos de veintitrés países llegaron. Todos con ansias de mostrar un pedazo de su tierra, de su corazón. Por desgracia, no todos pudieron publicarse en el libro. Como editorial independiente no podemos cargar con titánica tarea.
Haremos lo posible por hacer llegar este libro a aquellos lugares donde se busque leer y no haya un texto; donde esté la semilla y falte quien la ponga en la tierra y, luego de darle los primeros cuidados, la deje crecer.
Aquí se conjugan voces noveles y expertas. Todas amenas.
Nuestro objetivo se habrá cumplido cuando, al terminar de leer este libro, usted, apreciable lector, esboce una sonrisa de satisfacción y decida compartirlo con quienes lo rodean. Se vale criticar, aportar, inferir finales, escribir un cuento. Hagamos de Latinoamérica una región de lectores y escritores.

Bienaventuranzas III

Felices los que son la excepción que confirma la regla, porque hay una regla que dice que serán salvados (pero ellos son la excepción)

Proverbio I

La fe mueve montañas. La dinamita también.

Vengo a pedir la mano de Valeria

―Ejem —carraspeó Julián ―. Don Esteban, vengo a pedir la mano de su hija.
—¿Cuál?
―Valeria, Don Esteban.
—No. Pregunto cuál mano ¿La izquierda o la derecha?
―¿Qué diferencia hay?
—Valeria es zurda. La izquierda es un poco más fibrosa, menos tierna.
―Entonces, deme la derecha.
—Ta bien ¿Tiene en qué llevarla?
―Traje la bolsa de los mandados.
—No. Va a dejar un reguero de sangre. No se haga problema. Se la pongo en una bolsita de nailon, con hielo ¿Algo más?
―No, gracias.
—¿Probó el muslo de mi otra hija, la Jimena? Nada de grasa.
―No, está bien así. Sólo quiero la mano para un caldito…
—¿Y la pechuga de la patrona? Algo dura, pero abundante.
―Así está bien ¿Cuánto es?
—Espere que la corto y se la peso. Ta barata. Cincuenta el kilo. Y la próxima vez llámeme y se la mando. Ahora tenemos delivery.

martes, 1 de febrero de 2011

En seis palabras

Proverbio I
La fe mueve montañas. La dinamita también.

Espejito, espejito ¿Quién es la más linda del reino? I
Soy un espejo. No soy Google

Espejito, espejito ¿Quién es la más linda del reino? II
¡Ay, reina! ¡El palafrenero! ¡Un potro!

Espejito, espejito ¿Quién es la más linda del reino? III
Con menos botox, quizá, tal vez…

De cómo casi perdemos el mundo tal cual hoy lo conocemos
Manzano. Newton. Paloma. Manzana no, cagada.

Alegría de los marineros del ballenero «King George», que naufragaron en un iceberg
¡Estamos salvados! ¡Ahí viene el «Titanic»!

Última voluntad de Juana de Arco
Báilenme la danza de la lluvia

Última voluntad de Jesucristo
Che, repitamos la cena de anoche...

Problemas derivados de querer encargarle una pieza musical a Beethoven, para dedicársela a una dama
Oiga, ¿para quién dijo? ¿para Luisa?

Última voluntad de María Antonieta
Quiero un cuello ortopédico de acero

Última voluntad de Tupac Amaru
¿Esperamos hasta que inventen la motosierra?

Última voluntad de Vlad Tepes
Che, al menos afilen la estaca

sábado, 1 de enero de 2011

La verdad de la milanesa IV

—¡Carajo! ―gritó Dios, mientras golpeaba su escritorio
―Pero, mi Señor… —intentó defenderse el Ángel
―¡Mi Señor, las pelotas!
―La Orden de Trabajo decía «a nuestra imagen y semejanza»…
―¡Esas fueron mis palabras, sí! ¡¿Pero quién fue el imbécil al que se le ocurrió usar al Petiso Luchini como modelo!?

Bienaventuranzas I

Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque se conformarán con cualquier cosita, incluso lo que encuentren en los canastos de basura de los jueces.

Bienaventuranzas II

Felices los que miran a los otros mientras comen, con la nariz y las palmas de las manos apoyadas en la vidriera del restaurente; porque, al menos, tienen cerca la comida.

Multiverso

Se denomina Multiverso al grupo de todos los universos y/o dimensiones posibles que están relacionados (universos paralelos). Se ha sugerido que al viajar al pasado no viajaríamos a nuestro pasado, sino a una copia de éste conteniendo un turista. Tendríamos así dos espaciotiempos simultáneos: uno donde aparece un turista y otro donde no.

Todos nos quemaremos juntos cuando nos quememos
No habrá necesidad de pararse y esperar el turno
Cuando llegue la hora de la caída y San Pedro nos llame a todos
Simplemente dejaremos caer nuestros propósitos
y dejaremos de hacer lo que hacíamos.
Tom Lehrer, “We Will All Go Together When We Go”

¿En cuál universo está hoy la realidad?
Conjetura de Zabala-Cismondi

Uno – Casa Blanca, Washington

El lunes siguiente a su visita a Dallas, en campaña proselitista para los próximos comicios en los que buscaba su reelección, John Fitzgerald Kennedy, trigésimoquinto y último presidente de los Estados Unidos de América, recibió en su despacho del Salón Oval de la Casa Blanca a su Secretario de Defensa, Robert Mc Namara. Éste le mostró las fotografías de la Isla Wrangel, en el Mar de Chuckchi; al norte de Siberia, cerca del Círculo Polar y a sólo unos seiscientos kilómetros de Alaska, tomadas por un avión espía U2 Dragon Lady. En ellas se observaba claramente las instalaciones de lanzamiento de misiles intercontinentales R-16 rusos. Aunque la versión más firme; que recoge, incluso, el informe Thomas, indica que esas fotografías eran un montaje de los servicios estadounidenses, funcionales a grandes capitales petroleros interesados en explotar recursos en poder de los rusos. Éste fue el detonante de la Segunda Crisis de Misiles; y consecuentemente, de la Tercera Guerra Mundial.
No está claro qué pasó a partir de ese momento. Kennedy sostuvo siempre, hasta su ajusticiamiento en Wiesbaden en mil novecientos sesenta y nueve, luego del Juicio a Los Cinco; que no fue él quien dio la orden de fuego. Lo cierto es que el diez de enero de mil novecientos sesenta y cuatro, un misil Polaris, con una ojiva W47, impactó en Aleksandrovskiy Sad, en las afueras de Moscú y obliteró todo lo que se encontraba dentro del anillo del Sadovoye Kol’tso, que rodeaba la ciudad. Al día siguiente, como represalia, la Unión Soviética envió un bombardero estratégico Tupolev TU-95 que dejó caer una bomba Tsar de cincuenta megatones, que estalló a mil quinientos metros de altura sobre Cliffside Park, en el estado de New Jersey. Inmediatamente, desparecieron las poblaciones desde Stony Point hasta Keansburg; y desde Dover hasta Brentwood; incluida toda la ciudad de New York,
En los Laboratorios Militares de Little Cedar, en Sterling Forest, a unos cuarenta kilómetros de distancia de la Zona Cero, había una dotación de unos quince misiles Black Fox en condiciones operativas, con bombas H como carga nuclear; que fueron alcanzados por la lluvia de neutrones de la bomba rusa. El efecto de esta terrible segunda explosión afectó desde el norte de Canadá hasta el sur de México.
Se supone que ese día Kennedy se refugió en las instalaciones antiatómicas de Sheridan, en Wyoming, donde fue detenido en mil novecientos sesenta y siete.
Los generales sobrevivientes en las ciudades de la costa oeste estadounidense ordenaron el ataque masivo. Así, entre ofensivas y contraofensivas atómicas, fueron desapareciendo, una a una, las principales ciudades de los países aliados de ambos lados de la Cortina de Hierro. La falta de controles centrales y la destrucción de las comunicaciones dejaron en libertad a los Señores de la Guerra, para enfrentarse en conflictos personales —salvo uno o dos, todos ellos nucleares— que sumergieron a la civilización entera en una era feudal feroz y sanguinaria; la más terrible de la historia humana.
En mil novecientos sesenta y cuatro éramos unos tres mil millones de habitantes en todo el mundo. Cinco años después quedaban sólo cuatro millones.

Dos – Isla Huemul, Río Negro

En mil novecientos cuarenta y ocho, Ronald Richter, un físico alemán nacido en la región de los Sudetes checos y que había trabajado para los nazis, convenció al presidente de Argentina, Juan Domingo Perón, de encarar el proyecto de obtención ilimitada de energía a partir de la fusión nuclear
Un año después se anunciaba en la Casa Rosada de Buenos Aires, que "El dieciséis de febrero de mil novecientos cincuenta y uno, en la Planta Piloto de Energía Atómica en la Isla Huemul, de San Carlos de Bariloche, se llevaron a cabo reacciones termonucleares bajo condiciones de control en escala técnica."
Ya se sabe el final de esta historia: en mil novecientos cincuenta y dos, una comisión auditora desenmascaró el engaño de Richter; y a los pocos meses se dio por concluido el Proyecto Huemul.
Lo que no se conoce es que, en realidad, las instalaciones de la isla fueron reacondicionadas a partir de mil novecientos cincuenta y cinco, para servir de base de operaciones al Proyecto Huemul Dos, completamente alejado de los sueños megalómanos de Richter, y orientado al estudio de fenómenos cuánticos. A los pocos meses estaba instalado el primer acelerador de partículas, un primitivo generador de Cockcroft-Walton que, oficialmente, fue llamado Linac Uno, al que todos los involucrados en el proyecto llamaron Liny. Con él se realizaron las primeras pruebas que condujeron al descubrimiento del efecto Lovera; y, por lo tanto, a la conjetura de Zabala-Cismondi.
Cuando los integrantes de la dirección del Proyecto se enteraron del desastre de Little Cedar, entrevieron lo que se avecinaba y cambiaron, en consecuencia, la dirección de las investigaciones. Se decidió que la isla era un lugar lo suficientemente seguro e inofensivo para permitirse pensar en una especie de Arca de Salvación. Confiados en esto, tomaron las medidas necesarias para reunir allí a los más brillantes científicos de todo el mundo, que hubiesen sobrevivido a la debacle de la guerra.
Pronto estuvo claro para todos que la vida en la superficie de la tierra, tal y como se la conocía, tenía los días contados. Las mediciones Geiger mostraban que las nubes radiactivas, lejos de disiparse, crecían. Además, se detectaron grandes cantidades de torio 230, con una vida media de más de ocho mil años. Se debía encontrar la forma de eliminar esta contaminación, o bien arbitrar los medios para esperar los ochocientos siglos hasta que la radiación desapareciese naturalmente.
Con la suficiente lucidez, y no sin serios conflictos, se decidió orientar los escasos recursos a conseguir un ámbito seguro, y a salvo de la devastación donde poder trabajar en las posibles soluciones. Se demostró que ni siquiera en instalaciones subterráneas o, incluso, submarinas estarían a salvo; por lo que casi inmediatamente se pensó en el espacio.
La estación espacial Suyai —esperanza en mapudungun, el idioma mapuche— estuvo lista y funcional en mil novecientos setenta y dos, en órbita lunar. De acuerdo al Plan de Evacuación, se enviaron 400 humanos, 200 machos y 200 hembras, toda la tecnología y la información posible y la más completa dotación genética que se pudo reunir.
Desde entonces, la humanidad vive allí. En la Tierra no queda nadie desde hace mucho tiempo.

Tres – Suyai, órbita lunar 100K

Trescientos años después, las condiciones no habían hecho más que empeorar. Todos quienes alguna vez habitamos Suyai, padecimos desordenes alimentarios causados por la dieta insuficiente de unos escasos cultivos hidropónicos, y la poca tolerancia al prolongado uso de alimentos sintéticos. Todos quedamos estériles, debido a la exposición a la radiación gamma de los rayos cósmicos, por lo que nuestra reproducción debió basarse exclusivamente en la clonación, con desarrollo fetal extrauterino. Nuestros músculos se atrofiaron, y ni siquiera pudimos considerarnos humanos completos: a los niños que nacían, y de acuerdo con el Plan, les amputaban ambas piernas al año de vida, como respuesta a la falta de espacio para vivir —¿para qué se necesitan piernas en gravedad cero?—; en lo que, irónicamente, terminó transformándose en una especie de rito bautismal y de comunión, debido a que estas piernitas se usaban como alimento para la población de la estación. Los problemas psicológicos eran extraordinariamente variados y muy difíciles de resolver, nuestra expectativa de vida era de apenas 32 años, e iba disminuyendo con el paso del tiempo. La tasa de mortalidad por asesinatos ascendía al veintidós por ciento. Y no podíamos darnos el lujo de castigar a los criminales: en general eran, también, excelentes científicos, y muy necesarios.
Nos transformamos en neardenthales del espacio.
El Plan de Evacuación había comenzado a desmadrarse unos ciento cincuenta años antes. En pocas palabras, pecó de optimismo respecto de nuestro comportamiento como civilización residual, según la terminología utilizada. Se suponía que nuestra misión consistía en generar condiciones para volver a la Tierra y rehacer la humanidad. En todo momento buscamos la forma de lograrlo, intentando superar el legado de las bombas sucias. Pero no obtuvimos resultados prácticos. Por otro lado, los cálculos más optimistas decían que en la Estación íbamos a desaparecer antes del siguiente siglo. De una u otra manera, estábamos condenados.
Sin embargo, algunos pocos de nosotros éramos partidarios de un enfoque completamente diferente y ajeno al Plan, que, para ese entonces ya había alcanzado el estatus de religión. Pensábamos que aunque muriésemos, podíamos salvar a la Humanidad. Recordamos los estudios iniciales del Proyecto Huemul Dos, y el efecto Lovera. Nuestra posición era opuesta a la de la mayoría, y nos hicimos rebeldes. Así empezamos, en el espacio y cerca de la Luna, la Cuarta Guerra Mundial.
Finalmente, ganamos. Aunque sólo quedamos catorce.

Cuatro – Conjetura

En las investigaciones que llevamos a cabo para intentar volver, tropezamos con una serie de ecuaciones que daban respuesta válida a los escenarios previstos por la Conjetura de Zabala-Cismondi.
En mil novecientos sesenta y uno se observó, en los experimentos realizados con Liny, que bajo determinadas condiciones de energía y polaridad de las cavidades resonantes, los haces de partículas parecían estar duplicados. Rápidamente, el doctor Santiago Lovera intuyó que se estaba en presencia de un desfasaje temporal; es decir la coexistencia, en el tiempo presente, del pasado y el futuro de la misma partícula; efecto que se conoce con su nombre. El fenómeno era totalmente inestable e impredecible; y, en apariencia, inofensivo; porque si bien se detectaba la presencia de dos haces, el resultado de las colisiones en la operatividad del acelerador Liny implicaba la ingerencia de uno solo de ellos. Gabriel Zabala y Carlos Cismondi, por su parte teorizaron que, en realidad, no se observaba una alteración del tiempo, sino la coexistencia de dos universos; y luego de ese instante de fase, como lo llamaron, cada haz observado dejaba su impronta en su respectiva materialidad. Claro que esto implicaba la existencia de dos Linys, dos Proyectos, dos Tierras. Y entonces, ¿porqué no pensar en infinitos Linys, infinitos Proyectos, infinitas Tierras?. Zabala y Cismondi propusieron la coexistencia, en todo momento —e hicieron una clara distinción entre el concepto de momento y el de tiempo— de infinitos universos similares, que llamaron Multiverso. Decían que en Liny transitábamos, sin darnos cuenta, entre dos universos tangenciales: uno en el que existía un solo haz de partículas y otro donde se veía ese haz, y otro igual, visitante. Y postularon que la experiencia perceptible de cada uno de nosotros, que definieron como realidad, se manifestaba en sólo uno de ellos. No avanzaron mucho más, ni llegaron a descifrar el modo en el que fuese posible el pasaje entre universos.
La Guerra iniciada en mil novecientos sesenta y tres acabó con esta línea de investigación.
Desesperados, nosotros quisimos retomarla en Suyai. Los más fundamentalistas pensaban que hacer esto era una blasfemia al Plan. Nos acusaban de sostener un pensamiento primitivo que ellos equiparaban con el paganismo. La que llamamos Cuarta Guerra Mundial fue, en esencia, una guerra religiosa; y nuestro triunfo nos permitió seguir el trabajo en los términos de la Conjetura. Abandonamos la finalidad de la Estación, nos deshicimos de todo el material guardado que no nos sirviese y, por ende, de toda la historia de la civilización; y nos dedicamos de lleno a trabajar en el Multiverso.
Logramos demostrar matemáticamente la existencia de los infinitos universos paralelos, como transitar de uno a otro y nos fue posible situar a la realidad tangible y vivencial en sólo uno a la vez, eligiéndolo de acuerdo a nuestra conveniencia. La solución de Agujero Negro de Reissner-Nordstrom, continuada a través de una singularidad espacial evitable para un viajero, describía dos universos asintóticamente planos unidos por una zona de agujero negro, el que debíamos generar.
Demoramos doce años más en desarrollar, proyectar y fabricar la maquinaria necesaria para obtener la singularidad. Para ese entonces, sólo quedábamos cinco.
Resolvimos elegir un escenario posible para cada uno de nosotros (a través de las ecuaciones nos era permitido elegir tiempo y espacio) para intentar revertir el desastre; y marchar hacia uno de ellos. Las probabilidades de obtener algún resultado positivo estaban astronómicamente en nuestra contra, pero todas las demás opciones conducían indefectiblemente a la extinción.
A mi me tocó viajar a los Estados Unidos de América, en mil novecientos sesenta y tres, para matar a John Fitzgerald Kennedy.
Entré a la máquina e inmediatamente me envolvió un torbellino de luces que me destrozó en millones de explosiones pequeñísimas. Todo mi cuerpo adquirió una masa inconmensurable y se transformó en un agujero negro, que se invirtió de este otro lado; en una operación terriblemente dolorosa que no entiendo cómo pude soportar.

Cinco – Dallas, Texas

Llegué a Texas, en este universo, en octubre de mil novecientos cincuenta y nueve. Debí representar el papel de un hombre perdido y mentalmente desequilibrado, al que internaron en el Centro Médico DeBakey, en Houston; al confundirme con un veterano de guerra. Los tres años siguientes los usé para adaptarme a la vida en la Tierra, en la que nunca había estado. Recuperé mis músculos atrofiados y, no sin grandes dificultades aprendí a respirar este aire y a manejarme con la gravedad.
Según entiendo, mis cuatro compañeros deben haber fracasado, ya que la realidad estuvo donde yo estuve.
Casi un año antes de la gira de Kennedy comencé con los preparativos. Ya conocía los acontecimientos que se producirían, por lo que no me fue difícil armar una estrategia para realizar el atentado. En las elecciones que lo habían llevado a la presidencia, Kennedy había ganado por muy escaso margen en los estados del sur; y en ellos, los sondeos no eran muy favorables para las elecciones que debían realizarse en mil novecientos sesenta y cuatro; por lo que los encargados de la campaña planearon una visita a Texas para el otoño de mil novecientos sesenta y tres.
Sabía que Kennedy visitaría Houston, San Antonio, Fort Worth y Dallas. Estuve en las cuatro ciudades, y decidí matarlo en San Antonio. El plan falló cuando la persona encargada de proveerme el arma fue detenida por los servicios. Entonces, sólo me quedaba una oportunidad. Como plan alternativo, había elegido Dallas.
Todo lo demás es historia en este universo; la que ustedes conocen y pueden encontrar en cualquier libro, a pesar de las teorías conspirativas.
A las once horas y cuarenta minutos del 22 de noviembre el Air Force One de la comitiva presidencial aterrizó en el aeropuerto Lovefield de Dallas. Inmediatamente, la limusina descapoltable Lincoln Continental del sesenta y uno salió con rumbo al centro de la ciudad. En ella iban el presidente Kennedy, su esposa Jackie, el gobernador de Texas y su mujer, un agente del servicio secreto y el conductor.
A las doce horas y treinta minutos, la caravana llegó a la Plaza Dealey, giró a la derecha por Houston, luego a la izquierda por la calle Elm. Yo estaba ubicado en Grassy Knoll, a la derecha del paso de la comitiva, tras una empalizada de madera. Pueden verme en la famosa fotografía de Mary Moorman. Mi contacto, un pequeño traficante de Duncanville, también veterano, me había provisto de un rifle italiano calibre seis y medio, modificado y con mira telescópica; con el que pude realizar tres disparos certeros en menos de nueve segundos. El film de Abraham Zapruder registra el momento, aunque yo estaba detrás de él, por lo que no pudo filmarme.
Contra todos los pronósticos, tuve éxito. A las trece horas cuarenta y ocho minutos los doctores confirmaron oficialmente la muerte de Kennedy.
De acuerdo a lo planificado, no importaba que me atrapasen; porque, de todas maneras, mi misión estaba cumplida y la humanidad salvada. Había previsto ingerir una cápsula de cianuro; y aún si no podía hacerlo, no era relevante; por que mi historia sería inverosímil para cualquiera que la escuchara. Pero nadie me buscó.
A pesar de todo, en la confusión de las horas siguientes, y sin proponérmelo, logré evadirme; quizá amparado en mi condición de lisiado al que le faltaban ambas piernas. A nadie se le ocurrió revisar mi silla de ruedas, en la que escondí el arma.