sábado, 25 de octubre de 2008

Cuentos Misóginos con Moraleja. Hoy: Rumpelstikin

Había una vez un pobre molinero que tenía una hija muy bella. Bueno, ya sabemos. Padre al que le gustaba darse importancia sin medir consecuencias, rey codicioso, hilá toda esta paja y convertila en oro o te mato, aparición de enano malformado que se ofreció para hacer el trabajo, qué me darás a cambio, no tengo nada, me darás tu primer hijo cuando seas reina…
—¡Ma qué hijo ni tres carajos! —dijo la muy turra—: si podés convertir pasto seco en oro, soy tuya, papito. Me voy con vos. Por mí, el rey se puede ir a traficar con churros al casino de Mónaco.
El enano contrahecho Rumpelstikin todavía hoy, casi trescientos años después, está arrepentido. Ya no baila.
Moraleja: cuidado, muchachitos, con lo que ofrecen a las niñas; y qué les piden a cambio. Son muy peligrosas.

No hay comentarios.: